¿Cómo Elegir Zapatos Para Niños?

Según los expertos, el calzado influye en el correcto desarrollo de los pies del niño. Te contamos cómo deben ser los zapatos y cuáles son los problemas más comunes en los pies de los niños.

Los problemas en los pies de los niños son comunes. Siete de cada diez niños tienen pie plano cuando empiezan a caminar, y esto ocurre entre los 12 y los 14 meses. La laxitud muscular, los depósitos de grasa en los arcos o los cambios anatómicos son algunos de los factores que contribuyen a que se presente esta condición en los pies de los niños.

Según los expertos, es fundamental utilizar zapatos flexibles y cómodos adecuados a cada etapa de crecimiento para no interferir en la marcha del niño ni crear obstáculos en la edad adulta. Además, los expertos recomiendan seguir los consejos del pediatra y no los dictados de la moda a la hora de elegir zapatos para tu hijo, especialmente antes de los 8 años, cuando sus huellas plantares están completamente establecidas.

Por tanto, el tipo de calzado juega un papel fundamental en el desarrollo normal del pie de un niño. Veamos qué requisitos debes tener en cuenta a la hora de comprar zapatos para tu hijo.

¿Cómo deben ser los zapatos de tu hijo?

Imprescindibles del calzado para niños que empiezan sus primeros pasos:

– Las uñas deben estar libres. Las botas excesivas y rígidas están prohibidas.

– El contador final debe ser sólido. La gran mayoría de los niños tienden a sacar los talones, por lo que es necesario reforzarlos para ayudarlos a mantener una posición normal del talón.

– La puntera debe ser ancha, alta y reforzada.

– El resto de cortes del zapato deben ser flexibles para que puedan moverse libremente.

– La suela debe tener agarre y flexibilidad, pero no en cualquier parte, excepto en las zonas donde se doblan los dedos al caminar.

– El talón debe ser recto. Evite extender el talón hacia la superficie interna del pie.

– Los zapatos deben ser del tamaño adecuado: debe haber un espacio de 1 a 1,5 cm entre la punta del pie y la puntera.

– Los zapatos deben ser ligeros, cómodos y fáciles de poner y quitar.

– Deben ser de material suave y transpirable que permita “respirar” al pie para evitar maceraciones cutáneas e infecciones fúngicas.

– El interior del zapato no debe tener costuras levantadas.

– los zapatos deben estar cerrados;Las hebillas, los cordones o el velcro solo se utilizan para proporcionar estabilidad y evitar que los niños se quiten los zapatos con demasiada facilidad. Además, estos cierres deben poder ajustarse al ancho del pie y al grosor del calcetín.

– El zapato debe adaptarse a la forma de cada pie, por lo que es personal e inintercambiable con el zapato de otro niño.