Un estudio internacional ha identificado el momento más adecuado para que las futuras madres reciban una epidural durante el trabajo de parto. Aquí están todos los detalles.
El momento adecuado para administrar una epidural es cuando la madre siente la necesidad. En cualquier caso, esa es la conclusión de un estudio reciente publicado en la Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas, según el cual esperar a que el cuello uterino tenga 5 cm o más para aliviar el dolor y las contracciones no sirve de nada.
Así que esa es una gran noticia para aquellos que están asustados por los dolores de parto, pero aún deben sopesarse los pros y los contras de las inyecciones tempranas de analgésicos.
En algunos hospitales, es mejor esperar un tiempo antes de inyectar analgésicos, para no afectar el período de expansión demasiado rápido y prolongar el período de expansión. Sin embargo, según los expertos, este riesgo es inexistente: de hecho, muchos estudios han concluido que el momento de una epidural no afecta significativamente la progresión del trabajo de parto o la probabilidad de una cesárea.
Según el mismo estudio, la espera de una mayor dilatación tampoco influyó en el uso de fórceps o ventosas, y no se observaron cambios durante la fase de expulsión, con tendencia a acostarse de todos modos, ya que las mujeres sentían cada vez menos ganas de empujar y enganchar este fase más activa.
¿Significa esto que se deben tomar analgésicos desde la primera contracción?No, porque siempre que el bebé y la mamá gozan de buena salud, seguimos aconsejando a esta última que se vaya a casa o, si permanece en la sala de maternidad, que se mueva libremente hasta que las contracciones sean más intensas y regulares hasta llegar al período activo de dilatación.
Sabemos que el período prodrómico puede durar algún tiempo, y el uso de una epidural al inicio del parto equivale a una medicalización prematura del evento de parto. Desde el momento en que se coloca el catéter, tanto la madre como el bebé deben estar supervisados, lo que reduce su libertad de movimiento. Es posible que también sea necesario administrar oxitocina a la madre.
Esta medicación temprana, si se prolonga porque se inicia demasiado pronto, puede tener consecuencias psicológicas, desanimando a la mujer y haciéndola perder la confianza en su fertilidad.
En resumen, no hay necesidad de apresurar las cosas aunque no haya contraindicaciones físicas. Seguimos esperando para entrar en la fase positiva de expansión, pero tendremos en cuenta los deseos de la futura madre y sus sentimientos. Es importante que la pareja esté bien informada para que, tras evaluar los pros y los contras de cualquier intervención, puedan tomar una decisión a conciencia.